El retiro de la certificación de aliado en la lucha contra las drogas a Colombia por parte de Estados Unidos puso en evidencia el deterioro de la cooperación bilateral y reavivó el debate sobre la efectividad de las estrategias antinarcóticos en la región.
Esta decisión, adoptada por el Gobierno de Donald Trump, implica la inclusión de Colombia en la lista de países considerados no cooperantes en la lucha contra el narcotráfico, lo que marca un punto de inflexión en la relación entre ambos países y afecta directamente la asignación de recursos, que hasta ahora ascendía a unos 380 millones de dólares anuales.
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De acuerdo con un oficial de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas