Por: Jesús Madrid.
Oaxaca, Oax.- Cada septiembre, las plazas se llenan de colores, banderas y gritos que evocan aquel momento histórico en el que México decidió levantarse para conquistar su independencia. Pero más allá de la fiesta, surge una pregunta que incomoda y al mismo tiempo invita a la reflexión: ¿qué celebramos realmente?
¿Podemos hablar de independencia cuando instituciones que deberían ser garantes de justicia, como el Poder Judicial, parecen doblarse ante los intereses del poder? ¿Es real nuestra libertad si la voz crítica es atacada, si los contrapesos que equilibran a un país democrático son debilitados día con día?
La independencia no debería quedarse atrapada en los libros de historia ni en los festejos cívicos de septiembre. La independencia es una tarea viva, que se