Una niña indígena del pueblo Wiwa, una madre cabeza de hogar y más de un centenar de campesinos, indígenas y afrodescendientes fueron asesinados entre 2002 y 2005 en los departamentos de Cesar y La Guajira. Miembros del Ejército quisieron borrarlos de la memoria y convertirlos en una “baja en combate”.
Este jueves, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dictó la primera sentencia contra 12 exmilitares del Batallón La Popa, hallados responsables de uno de los crímenes más crueles y dolorosos del conflicto armado: los llamados falsos positivos.
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“Ningún colombiano debió haber fallecido como resultado de un entramado criminal que se encargó de seleccionar, asesinar y desaparecer a personas ino