“¡Qué viva la discrepancia!”. ¿Era convicción o sólo una consigna? Tanto en 1968, durante el movimiento estudiantil reprimido por Gustavo Díaz Ordaz, y dirigido por el Consejo Nacional de Huelga (CNH); como en el de 1987, encabezado por el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), se escuchó este grito…

Los jóvenes de ese entonces, que participaban en el movimiento del CEU, oían de los líderes y activistas, entre los que estaba la actual Presidenta, que hubo un rector llamado Javier Barros Sierra, que decía convencido: “Que viva la discrepancia porque es la esencia de la universidad”.

Era un llamado a respetar todas las posturas ideológicas, con el argumento de que la suma de todas ellas fortalecía la democracia… Han pasado 57 años desde el CNH, y 38 desde el CEU, y hoy alguno de los part

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