Era tan fácil como imposible. Fácil: bastaba con sentarse un rato y constatar que sobre el conflicto que devasta a Gaza y extermina a los gazatíes Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo mantienen posiciones semejantes en lo sustancial y discrepantes sólo en lo superficial.
Ambos están de acuerdo en que la guerra desatada por Netanyahu, con más de sesenta mil muertos, destrucción a mansalva, hambruna planificada y éxodo decretado de cientos de miles de palestinos, es un desastre humanitario que debe cesar; que, como ha dicho el Rey en Egipto, el sufrimiento en la Franja es “brutal e inaceptable”; que Hamas es una organización terrorista a perseguir que no merece ni solidaridad ni compasión; que la solución definitiva no es otra que la utopía de los dos Estados, Palestina a Israel, y que el g