En un año electoral signado por la incertidumbre, las pymes argentinas atraviesan un dilema que excede la política: la financiación del capital de trabajo frente a tasas de interés récord, restricciones de crédito y una economía en proceso de transición.

La combinación de volatilidad político-económica, tensiones en la cadena de pagos y endurecimiento bancario deja a las empresas ante una encrucijada. Hoy no se busca la mejor fuente de financiamiento, sino la opción menos onerosa entre alternativas limitadas y riesgosas.

El primer desafío es la obtención de liquidez. La pregunta fundamental surge: ¿conviene tomar deuda bancaria, disponer de los dólares ahorrados u obtener fondos a través de la venta de mercadería en stock? Para facilitar esa decisión, se resumen los principales benefic

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