El seguro de vida es una herramienta clave para garantizar la protección económica de la familia en caso de fallecimiento. En la póliza, el asegurado puede designar beneficiarios, quienes tendrán derecho a cobrar la indemnización.

El beneficiario puede ser un familiar directo, un cónyuge, un hijo, un socio comercial o incluso alguien sin parentesco. El tomador del seguro puede cambiar a los beneficiarios en cualquier momento, salvo en casos de designación irrevocable.

En caso de no haber beneficiarios designados, la ley establece que el monto asegurado se incorpora a la herencia del fallecido y lo perciben sus herederos legales.

Qué pasa si no hay herederos designados

Según la Ley del Contrato de Seguro, cuando no hay beneficiarios, la indemnización se reparte según el orden de sucesió

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