Recientes informes de la UNEP destacan que la eliminación del 99% de los CFC desde 1987 ha permitido una recuperación gradual de la capa de ozono.
Durante el año 1985, los geofísicos Joe Farman, Brian Gardiner y John Shanklin realizaron un artículo en la revista Nature, donde se evidenciaba el daño que sufría la capa de ozono ubicada en la superficie de la Antártida. Dicho fenómeno traía consigo una serie de consecuencias directas hacia el planeta y la salud de los seres vivos. Asimismo, la filtración directa de los rayos ultravioleta del sol generaba entre un 97% y 99% de radiación solar.
Dicho descubrimiento alertó a la comunidad científica, quienes, a través de una serie de análisis, identificaron al culpable de este fenómeno: los clorofluorocarbonos (CFC), que se descompone