Se ha metido en un jardín enrevesado. El escándalo de las pulseras antimaltrato defectuosas coloca a la ministra de Igualdad, Ana Redondo , en difícil situación. Y lejos de aclarar el asunto, cada día afloran nuevos datos que revelan la monumental chapuza que puso en peligro la vida de varias mujeres con la impunidad de sus agresores. El cambio de proveedor, que desde el ministerio atribuyen a la antecesora de Redondo, la podemita Irene Montero , parece que fue por motivos ideológicos y monetarios.
«El nuevo concesionario era más barato y por eso se le adjudicó», argumentan en el equipo de la actual titular de Igualdad, quien pese a todo lo mantuvo. O sea, la izquierda radical practica un feminismo de mercadillo, en subasta a la baja.
Dice Ana Redondo que el tema no es para tanto, qu