Cuando el Tajogaite irrumpió en nuestras vidas desde las entrañas de la tierra, con su quebranto geológico a la vez que humano, uno de los primeros « sentipensamientos » que brotó en mí, en paralelo a lo que expulsaba el volcán desde su interior, fue: «mi escuela de La Laguna». Lo hice desde el vínculo afectivo que me une, ya hace más de diez años, a la comunidad educativa de ese colegio público, referente internacional de la educación emocional.

Con el miedo, la frustración, el desasosiego y hasta la rabia, surgió la necesidad de ayudar, ya que, como enunció el sabio zorro del Principito, «el tiempo que pasaste con tu rosa es lo que hace que ella sea tan importante para ti». Así, durante el curso académico 2021-2022 me hice presente en la Isla para acompañar al profesorado, el alumnado

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