A lo largo del Siglo XX, la mirada de Estados Unidos estuvo puesta en América Latina, donde aplicó un intervencionismo explícito a lo largo del continente.
La gran potencia mundial actuó como si los países al sur de su frontera fueran su patio trasero, invadiendo territorios, organizando golpes de Estado, apoyando a dictadores militares e imponiendo su hegemonía sobre la región.
En ese sentido, desde hace poco más de un mes, Estados Unidos y Venezuela viven una confrontación directa que, más allá de las palabras, ha involucrado el despliegue de buques estadounidenses con miles de soldados en el Mar Caribe, y un ataque de Washington que mató, según afirma la Casa Blanca, a “11 terroristas” de la banda de crimen transnacional conocida como ‘Tren de Aragua’, fundada en suelo venezolano.