Dios ha creado al hombre para que viva en comunión con Él y alcance la felicidad eterna. Por eso, en la misma naturaleza humana está inscrito el deseo de alcanzar a Dios y, desde sus orígenes, el hombre ha sido siempre un ser religioso y ha buscado a Dios, como lo testifican los vestigios de las más antiguas culturas que han llegado hasta nosotros. Sin embargo, esta vocación del hombre a ser uno con Dios puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada.
Esto se puede deber a diversas razones: una rebelión ante el mal que existe en el mundo, los afanes de las riquezas, el mal ejemplo de los que se llaman cristianos pero en realidad no lo son, corrientes de pensamiento que niegan la existencia de Dios o son hostiles a la religión, e incluso esa necesidad de negar la existencia de Dios pa