La aplicación de aranceles de importación de manera agresiva por parte de la administración de Donald Trump busca fortalecer una agenda económica y política fuertemente nacionalista, lo que ha generado costos para consumidores y empresas tanto en Estados Unidos como en el extranjero. El mayor potencial de impacto recae sobre los países más integrados comercialmente con la economía estadounidense: Canadá, Japón, México, Corea del Sur y el Reino Unido.
Sin embargo, salvo por México, América Latina no parece enfrentarse a consecuencias graves. A pesar de la incertidumbre que provocan los anuncios sucesivos sobre nuevos gravámenes -y la decisión pendiente de la Corte Suprema de Estados Unidos respecto a la legalidad de dichas medidas-, las proyecciones indican que el efecto para la región