Pedro Sánchez ha evitado referirse al grave fallo técnico del sistema de pulseras antimaltrato , un escándalo que ha dejado al descubierto la pérdida de datos de órdenes de alejamiento previas a marzo de 2024 y ha generado una ola de críticas por la posible desprotección de víctimas de violencia de género. En lugar de dar explicaciones públicas o anunciar medidas correctoras, el presidente ha optado por redoblar su ofensiva retórica contra el Partido Popular , aprovechando el conflicto entre Israel y Palestina como eje central de su discurso.

Durante un acto celebrado este domingo en Gavà, organizado por el PSC, Sánchez acusó a los populares de tener “ mala conciencia además de mala educación ” por no calificar la actuación del Gobierno israelí en Gaza como un genocidio. En sus palabras:

“No tenemos ningún problema en condenar los atentados de Hamás, pero la derecha es incapaz de condenar el genocidio del primer ministro Netanyahu”.

Pulseras defectuosas, silencio incómodo

El presidente evitó cualquier mención al escándalo de las pulseras antimaltrato, que según declaraciones judiciales, podían retirarse fácilmente por los agresores . Además, el Ministerio del Interior y la Fiscalía han reconocido que la pérdida de datos generó situaciones de excacerlaciones y sentencias absolutorias por falta de pruebas técnicas durante el proceso judicial.

La sustitución del proveedor israelí por una empresa con tecnología menos fiable , motivada supuestamente por razones ideológicas, ha quedado al margen del discurso presidencial. Esta omisión contrasta con la vehemencia con la que el Ejecutivo ha intervenido en el debate internacional.

Ofensiva simbólica: Gaza y la izquierda global

Sánchez ha insistido en la narrativa de una izquierda moralmente superior , afirmando que la política exterior de su Gobierno no responde a cuestiones ideológicas sino a la “justicia y la paz”. En ese contexto, ha criticado con dureza a José María Aznar , acusándolo de cinismo histórico por apoyar a Israel en la actualidad tras haber defendido la invasión de Irak en 2003:

“Ese hombre que veía armas de destrucción masiva donde no las había y no ve la barbarie de Netanyahu”.

También lanzó una crítica velada a Alberto Núñez Feijóo, sugiriendo que el PP está controlado por “las tres A”: Ayuso, Aznar y Abascal .

El contexto: ONU, elecciones y control de la agenda

El ataque verbal a la oposición coincide con la visita oficial de Pedro Sánchez a Nueva York , donde participará en la Asamblea General de la ONU. Se espera que utilice su intervención para reforzar su campaña internacional a favor de Palestina y para legitimar el embargo de productos y armas a Israel , cuyo decreto ha sido retrasado por “complejidad técnica”.

El aplazamiento del decreto —que aún debe pasar por Consejo de Ministros y posteriormente por el Congreso— permite al Gobierno extender la agenda internacional como telón de fondo durante semanas , lo que algunos medios han descrito como una táctica para desviar la atención de los escándalos internos .

Estrategia electoral encubierta

Fuentes políticas apuntan a que este cambio de foco forma parte de una estrategia más amplia : mantener al PSOE en el centro del debate mediático mediante gestos simbólicos de alto impacto, aun a costa de la diplomacia o la estabilidad de la coalición. La ofensiva internacional también dificulta la posición del PP , que se encuentra atrapado entre condenar a Hamás sin asumir el relato de “genocidio” promovido por el Gobierno.