No resulta sorprendente lo de las humedades en las pinturas murales de Sijena alojadas , ilegítimamente antes e ilegalmente ahora, en el Museo Nacional de Arte en Cataluña. Estas piezas, que tanto lustre y valor confieren al conjunto museístico con el pequeño detalle de que no son de su propiedad sino consecuencia de un real colonialismo cultural paradójicamente del condado al reino, han sido tradicionalmente maltratadas desde el mismo momento en que hace casi noventa años fueron desarraigadas violentamente de su origen. Ya, después, ni siquiera han que detenerse en las dos ocasiones en las que las desmontaron para exponerlas en el extranjero de una forma insensata y, sobre todo, incoherente con el argumentario independentista catalán. Las han utilizado a su antojo, con alevosía y consc

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