La culpa de nuestros problemas es, o del gobierno actual o de los gobiernos anteriores, según la pluma. Absolutismo puro y duro.

Cada vez más, el común denominador de la discusión pública es el absolutismo de opiniones. Tanto los acólitos de la 4T como sus acérrimos críticos están enconchados en sus posturas, sin mucho argumento sustantivo más allá de sus filias y fobias.

No se logra apreciar una diferencia tangible entre la gran mayoría de plumas de cada lado. No se reconoce al otro. No hay un ejercicio de autorreflexión ni introspección. No se ve aceptación que hay errores propios que deben corregir antes de poder criticar.

Tal vez lo único que los llega a distinguir es que un lado es triunfalista y el otro es, digamos, más amargado. Pero los dos son igual de viscerales. Hay una preoc

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