Talleres consiguió en la noche del domingo un 1-1 en Rosario contra Central con sabor a triunfo. No sólo por el rival y el escenario siempre complicado que significa el Gigante de Arroyito, si no también porque el empate le permitió sacarles dos puntos de diferencia a San Martín de San Juan y Aldosivi en la tabla anual y romper, por fin, una racha que parecía interminable de 600 minutos sin marcar en el arco rival y seis partido sin ganar.
Mucho, si se tiene en cuenta cómo venía. Pero a la vez fue justo y meritorio, porque venía mejorando en su juego y necesitaba como el agua que ese mejor rendimiento se plasmara en un resultado. Que si bien no fue un triunfo, lo festejó como si lo fuera, porque terminó jugando con 10 por otra innecesaria expulsión de Miguel Navarro. Si un partido no se p