El relato del Gobierno para rebajar el escándalo de las pulseras anti maltrato lo ha agudizado aún más. Se pretendió contener el incendio como una incidencia anecdótica y las llamas desbordan entre denuncias de organismos e instituciones que alertaron al Ministerio de Igualdad de los fallos en los dispositivos y del riesgo que podían correr las víctimas. Hoy publicamos que Ana Redondo ignoró avisos del CGPJ en dos cartas en enero y febrero e incluso de alguno de sus socios políticos. Para el Gobierno todo funcionó tan adecuadamente y sin que nadie corriera peligro alguno que se acaba de anunciar un nuevo contrato para la gestión de las pulseras. Las maltratadas son un cero a la izquierda para esta ministra que presume de salvar vidas y de hacer un gran trabajo. Sanchismo en estado puro.
Ana Redondo, el caos que no cesa

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