De golpe todos gobiernos pierden el trasero por el reconocimiento del Estado palestino, aunque tal vez lo hacen porque saben que es inviable. Una forma de quedar bien ante el grueso de sus opiniones públicas, que no entienden cómo para combatir el terrorismo hay que bombardear ciudades y expulsar a la gente de sus viviendas. Aceptando al Estado palestino, aunque sea cara a la galería, se blanquean y hacen como si en realidad estuvieran frenando el avance de las tropas de Netanyahu. Con el veto de Estados Unidos, tal reconocimiento es papel mojado. Y Trump ya ha manifestado su oposición absoluta, en apoyo sin ambages a Tel Aviv. Los que tardíamente vienen ahora a aceptar a Palestina (el mundo anglo, con Londres al frente) lo hacen sabiendo que tal Estado es imposible, ni como entidad unitar
Hipocresía en la ONU

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