La ministra podemita Montero convirtió el Ministerio de Igualdad en el cortijo del “hembrismo” mas desatado. Aquello de igualitario no tenía ni una raspa y el varón y sus derechos eran pisoteados doctrinariamente. Su gran alumbramiento fue la tan cacareada ley del Sí es Sí que resultó un guisote

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