El año 2026 se perfila como un momento crucial para Perú. Este año no solo será electoral, sino que también ofrecerá una oportunidad para evaluar el progreso en gobernabilidad, crecimiento económico y cohesión social. Los retos son numerosos y requerirán un liderazgo firme, visión a futuro y capacidad de diálogo.
El primer desafío es la gobernabilidad. La ciudadanía anhela recuperar la confianza en las instituciones tras años de inestabilidad. El nuevo gobierno deberá trabajar en reconstruir la relación entre el Estado y la sociedad, fortalecer las reglas democráticas y demostrar que la política puede ser un espacio para construir consensos.
En el ámbito económico, Perú necesita encontrar un equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad. La situación internacional es incierta y los ingresos por exportación de materias primas ya no son suficientes. Es vital apostar por la diversificación productiva, la innovación y la inversión en infraestructura. Además, es necesario cerrar las brechas sociales en educación, salud y empleo digno.
El tercer reto es el medioambiental. Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático y requiere políticas de adaptación que protejan ecosistemas clave, como la Amazonía y los glaciares andinos. Por último, la seguridad ciudadana y la lucha contra el crimen organizado son temas ineludibles. El aumento de la violencia y la informalidad amenaza el bienestar y la estabilidad del país.
El 2026 representa una oportunidad para romper el ciclo de crisis y encaminar a Perú hacia un proyecto de nación con una visión a largo plazo. La responsabilidad de asumir este desafío recae en todos los ciudadanos.