
Donald Trump gobierna con una estrategia de tolerancia cero que impregna múltiples ámbitos de la política estadounidense. Su estilo se define por la aplicación severa de leyes ya existentes y por la búsqueda constante de demostrar autoridad, sin espacio para interpretaciones flexibles.
El principio es claro y repetido: quien incumple queda apartado del sistema, sea en inmigración, comercio o transporte . Bajo esa lógica se enmarca la decisión de exigir que todo camionero que circule por carreteras federales acredite dominio del inglés , una medida que ha cambiado de raíz la vida de miles de conductores.
Miles de conductores fueron apartados tras no superar los controles lingüísticos
Más de 3.000 camioneros han sido retirados de circulación en Estados Unidos en apenas dos meses al no superar los exámenes lingüísticos que se realizan en carretera. Las cifras proceden de la Administración Federal de Seguridad de Autotransportes , que confirma que las órdenes de “fuera de servicio” se concentran especialmente en el oeste del país, con 1.141 casos, seguidos por el sur con 878, el medio oeste con 615 y el este con 386.
El accidente mortal de Florida ocurrido el 12 de agosto dio mayor repercusión al tema. El conductor implicado, Harjinder Singh , intentó un giro prohibido que terminó con tres víctimas. Las autoridades difundieron que solo pudo responder a dos de doce preguntas en inglés y que reconoció un único cartel de tráfico de los cuatro mostrados . El caso fue utilizado por la Administración para ejemplificar los riesgos derivados de la falta de comunicación en carretera .
El secretario de Transporte, Sean Duffy , defendió entonces la orden ejecutiva que endureció la aplicación de la norma. Sus palabras fueron muy claras: “La ley federal es clara, un conductor que no pueda leer o hablar inglés con suficiencia, y entender las señales de tráfico, está descalificado para conducir un vehículo comercial en Estados Unidos . Este estándar de sentido común jamás debió abandonarse”.
Según el teniente Kyle McKay , de la Patrulla de Carreteras de Wyoming, “cualquier conductor que no lea los carteles básicos puede provocar un accidente y herir a otras personas”.
Los estados aplicaron sanciones masivas y sumaron nuevos controles
La presión política se tradujo también en cifras estatales. Texas encabeza la lista de retiradas, con casi 350 conductores apartados. Le siguen Tennessee, Wyoming, Iowa y Arizona , donde los inspectores comprobaron en controles rutinarios la incapacidad de algunos camioneros para expresarse en inglés o contestar al cuestionario obligatorio de 14 preguntas y 37 señales. En Wyoming, por ejemplo, se han contabilizado unos 240 conductores apartados en los últimos meses.
Los exámenes en carretera no solo se centran en el idioma. Los agentes verifican documentación médica, revisan balanzas de carga y realizan inspecciones aleatorias que pueden desembocar en sanciones inmediatas. El Gobierno federal prepara ahora la digitalización de los historiales médicos para frenar fraudes.
La medida tiene un efecto evidente en la comunidad inmigrante del transporte. Conductores experimentados que llevan años trabajando se han visto apartados por no alcanzar el nivel exigido. Las asociaciones de transportistas reclaman programas de enseñanza de inglés , aunque por ahora la Administración insiste en que la prioridad es garantizar la seguridad.
Mientras, empresas del sector alertan de que la falta de personal ya amenaza la cadena logística nacional , que según cálculos necesitará cubrir 160.000 vacantes en 2028.
Los fraudes con permisos y la aplicación desigual dividen al sector
El endurecimiento no solo afecta a conductores de Estados Unidos. Los camioneros de México o Canadá, con permisos homologados, también deben someterse a pruebas en inglés cuando circulan en territorio estadounidense. El requisito existe desde hace décadas, pero en 2016 se había relajado con una decisión del Gobierno de Barack Obama . Trump revirtió esa medida el pasado 25 de junio y ordenó que todos los conductores se comuniquen sin aplicaciones móviles ni traductores .
En Texas, el mayor Omar Villarreal advierte de otro problema creciente. Ha detectado licencias falsas emitidas tanto en Estados Unidos como en México, algunas incluso mediante sobornos en escuelas de conducción . Señala que “hay personas que jamás han conducido un camión y de un día para otro obtienen las credenciales completas”. Este fraude se suma a la escasez de profesionales formados y agrava el desorden en el sector.
El respaldo de buena parte de la industria no se ha hecho esperar. Dan Horvath, directivo de American Trucking Associations , declaró que “el sector agradece que la Administración Trump atendiera nuestras preocupaciones sobre la aplicación desigual de esta regulación”. Al mismo tiempo, voces críticas como la del consultor Adam Wingfield denuncian que los controles pueden usarse de manera arbitraria y que la disparidad entre estados abre la puerta a sesgos raciales.
En un contexto donde los camiones mueven mercancías de costa a costa, cada decisión política sobre los conductores repercute en la economía. Con esta ofensiva lingüística, Trump ha dejado claro que en su carretera tampoco pasa ni una.