“¡No es cierto lo que dice mi marido! —profirió hecha una furia la mujer ante el consejero matrimonial—. Sí me gusta el sexo. ¡Pero este maniático quiere hacerlo tres y hasta cuatro veces en el año!”.

El nieto mayor de don Senilio se sorprendió al ver que su abuelo tenía en su estudio una nutrida colección de revistas no de monitos, sino de monitas: Playboy, Penthouse, Hustler, etcétera. Le preguntó asombrado: “¿La abuela te permite ver esas cosas?”. “Hijo —respondió el señor—, a tu abuela no le importa saber dónde se me despierta el apetito, con tal de que coma en casa”.

Recuerdo con afecto a don Óscar Flores Tapia, gobernador que fue de Coahuila, mi natal estado. A él se debió que Saltillo despertara del sopor en que vivía, propiedad entonces la ciudad de una sola familia.

Trajo empre

See Full Page