La macrogranja de patos más grande de Europa, ubicada en Portugal, presenta graves deficiencias tanto en su interior como en su exterior. Entre ellas, suelos cubiertos de excrementos, aves vivas que conviven con cadáveres en descomposición, métodos de sacrificio ilegales y maltrato animal intencionado por parte de trabajadores. Esto supone, además, un riesgo para la salud pública por la posible transmisión de enfermedades de animales a humanos. Las imágenes que documentan esas irregularidades fueron grabadas entre los días 15 y 16 de julio por ARDE —una entidad de protección medioambiental y animal— y de ellas se desprende maltrato animal y suciedad extrema, como ha podido comprobar elDiario.es.

En esas imágenes –un vídeo de más de una hora de duración– se puede ver a patos con escasos días de vida amontonados en cubos junto a cadáveres con cáscaras de huevo y repletos de moscas o trabajadores maltratando a los animales —golpeándolos contra la pared o propinándoles patadas—.

A Marinhave es la explotación que opera bajo el nombre comercial de Marinhave y que gestiona Marinhave Sociedade Agro-vícola S.A. La empresa, que exporta sus productos a 20 países de cuatro continentes, vende carne de pato en al menos tres supermercados asiáticos ubicados en España: en Wenzhou supermarkets , donde tiene establecimientos en Madrid y Fuenlabrada; en Ichigo Market , en Lugo (Galicia) y en Mercaoriental , en Alcobendas (Madrid).

La macrogranja , que tiene 12 naves de incubación, otras 39 para engordar a 270.000 patos y un matadero que tiene capacidad para sacrificar a unos 20.000 patos al día, dispone del sello de calidad BRC Global Standard Food Safety (GFSI). El certificado, que fue renovado por última vez por la empresa el 4 de diciembre de 2024, caduca el 21 de diciembre de este año, según la web de la granja .

De la grabacion a la que ha accedido elDiario.es se desprenden irregularidades graves. En el exterior de la explotación se observa más de una decena de cubos llenos de patos muy jóvenes amontonados junto a cadáveres de aves, cáscaras de huevos y enjambres de moscas. En el interior, patos (tanto jóvenes como adultos) visiblemente heridos, enfermos e incluso agonizando, así como cadáveres que conviven con las aves vivas. Muchos de ellos tienen problemas de movilidad y otros tantos directamente no se pueden mover. La suciedad impera en las diversas áreas de la explotación.

Una de las imágenes más impactantes muestra un gran contenedor de gestión de cadáveres de patos adultos, repleto de moscas y de larvas de gusano, en cuyo interior también hay uno vivo, que apenas se mueve, muy sucio y con el plumaje muy deteriorado. El exterior de una de las naves está lleno de suciedad y plumas que no han sido retiradas. 

A estas irregularidades y negligencias hay que sumar el desprecio y la violencia que muestran algunos operarios hacia los animales, a quienes dan patadas y golpean contra la pared o el suelo. Otros operarios los agarran del cuello y los lanzan a otros trabajadores para introducirlos en cajas. Los hechos descritos vulneran al menos algunos artículos de una directiva comunitaria y tres reglamentos europeos pese a que son de obligado cumplimiento.

La empresa “presume” de producto

La marca Marinhave se presenta en su web como “la más antigua y única” del sector avícola en Portugal, dedicada exclusivamente a la producción de aves de corral desde hace más de 30 años. Según la empresa, todas las fases (incubación, engorde, sacrificio, transformación y envasado) se realizan en la misma granja de Santo Estevao, en la villa de Benavente, distrito de Santarém. Esto permite a la explotación “garantizar unos niveles de calidad ejemplares para todos los productos de la Marinhave, tanto alimentarios (carne de pato y derivados) como no alimentarios (plumas y abonos orgánicos)”, aseguran.

Los trabajadores se lanzan los patos en la granja de Marinahave.

Sin embargo, A Marinhave empezó su producción en la granja Quinta da Marinha a finales de los años 60, cuando vendían unos 400 patos a la semana. En 1994 se inauguraron las actuales instalaciones, en Santo Estevao, con las condiciones que permitieron iniciar su proceso de venta de la producción a escala internacional. Asimismo, la empresa muestra su preocupación por la creciente “conciencia medioambiental”, por lo que la explotación decidió poner en marcha la actividad de producción de compost para dar una solución al problema de los subproductos, es decir, al estiércol y las plumas no utilizadas de los animales, lo que les permite conseguir “abonos orgánicos de excelente calidad”. “El posicionamiento da Marinhave en el mercado es y será siempre el de la diferenciación por la calidad y excelencia de sus productos” para satisfacer “a nuestros clientes, que son la razón de nuestra existencia y continuidad”, concluyen en su web .

Un “riesgo grave” para la salud pública

Un informe técnico realizado por la veterinaria Silvia Gimeno Ponce, al cual ha accedido este diario, desgrana varias irregularidades graves en materia de bienestar animal y sanidad en base a la normativa europea vigente. Respecto a las condiciones de alojamiento y cría, la profesional describe que los suelos del interior de la explotación son de cemento o barro, que son húmedos, y que están “cubiertos de excrementos y sin cama adecuada”. En cuanto a los patos, observa que sufren problemas locomotores, heridas y picajes. Algunos de ellos tienen la enfermedad de splay leg , que consiste en que las patas se extienden de tal manera que el ave no puede caminar. Esta condición puede ser resultado de una nutrición deficiente, falta de calor, cama inapropiada o superficie demasiado resbaladiza, de modo que las patas de los patos no pueden agarrarse. Además, la veterinaria describe que algunos animales están en un estado agonizante y que son incapaces de moverse “sin atención inmediata”. El plumaje de algunos de estos patos está sucio y deteriorado, lo cual indica “insalubridad ambiental”.

En lo que se refiere a los animales enfermos y heridos se observa que se encuentran “sin tratamiento ni eutanasia humanitaria”. La veterinaria apunta a la existencia de cadáveres acumulados en contenedores en avanzado estado de descomposición, con moscas y miasis (una infección en la piel causada por las larvas de moscas), en contacto con aves vivas. Del informe se desprende que existen también “prácticas de maltrato intencionado”, es decir, que hay trabajadores que asustan deliberadamente a las aves, las lanzan, las sujetan por el grupo en grupos y golpean a animales enfermos contra diferentes superficies “en un intento de sacrificio”. Según la profesional, se trata a los patos de forma “brusca” durante la carga y descarga y se utilizan “métodos de sacrificio ilegales, ineficaces y dolorosos”.

Los patos conviven con los cadáveres en la granja de Marinahave.

La veterinaria afirma, en cuanto al modo de sacrificio en el matadero, que los animales están colgados boca abajo por las patas mientras todavía están conscientes, sin que haya un aturdimiento previo inmediato, lo que genera evidentes “signos de miedo, dolor y angustia” en las aves. De la conclusión del informe se desprende la vulneración de los artículos 3 y 4 de la Directiva 98/58 del Consejo de la Unión Europea (UE) , relativa a la protección de los animales, que obliga alojarlos en condiciones que no les causen sufrimiento innecesario y que subraya la necesidad de inspección diaria, así como atención inmediata a animales enfermos o heridos.

Del mismo modo la profesional observa un incumplimiento del Reglamento (CE) 1099/2009 , relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza, que en su artículo 3 prohíbe causar dolor, angustia o sufrimiento innecesario en cualquier fase de sacrificio. El anexo III prohíbe, afirma la veterinaria, “el colgado de aves conscientes salvo inmediatamente antes del aturdimiento” y establece “métodos de eutanasia autorizados, que no incluyen golpes repetidos contra superficies en aves de este tamaño”.

Por otro lado, la profesional asegura que se incumple el Reglamento (CE) 1/2005 , relativo a la protección de los animales durante el transporte, que en su artículo 3 indica que deberán ser transportados sin causarles sufrimiento, así como el Reglamento (CE) 1069/2009 , relativo a las normativas sanitarias aplicables a los subproductos animales, que obliga a la recogida y eliminación de cadáveres y que prohíbe su contacto con el de los animales vivos.

“Las imágenes analizadas muestran violaciones sistemáticas, reiteradas y graves de la normativa de bienestar y sanidad animal en diferentes fases de la producción de patos”, concluye la veterinaria, que lamenta que sufren “dolor, miedo y agonía evitables por deficiencias en alojamiento, higiene, manejo y sacrificio”. Asimismo, constata que las imágenes documentan “prácticas de maltrato intencionado” por parte del personal, así como “métodos de sacrificio ilegales e inhumanos”.

En este sentido, la profesional recomienda que se realice una “investigación inmediata” de las explotaciones y matadores implicados; que se apliquen las sanciones administrativas correspondientes y, en su caso, las penales conforme a la normativa vigente. Además, considera que hay que tomar medidas como la mejora de las instalaciones (cama adecuada, ventilación, drenaje, higiene); supervisión veterinaria diaria y eutanasia humanitaria inmediata de animales no aptos; retirada y gestión reglamentaria de cadáveres; eliminación inmediata de prácticas de maltrato y métodos de sacrificio no autorizados y formación obligatoria y certificación del personal en bienestar animal.

Uno de los trabajadores golpea a un pato en Marinahave.

Por otro lado, la veterinaria alerta de que la situación en el interior de la explotación no solo comprometen el bienestar de los animales sino que también entrañan un “riesgo grave” para la salud pública. Los cadáveres en descomposición con miasis y en contacto con patos vivos favorecen la proliferación de bacterias, virus y parásitos que se pueden transmitir a las personas. Entre ellas, cita la Salmonella , E.coli y Campylobacter , que pueden causar fiebre, diarrea y gastroenteritis. Las condiciones de insalubridad de la explotación, con suelos húmedos y cubiertos de excrementos, generan “altas cargas microbianas que pueden transmitirse” tanto a trabajadores como al entorno Y los métodos de sacrificio ilegales incumplen los Reglamentos (CE) 852/2004 y 853/2004 sobre higiene de los productos alimenticios.

En respuesta a las preguntas de elDiario.es, la empresa Marinhave ha adjuntado amplia documentación con el objetivo de que sus empleados cumplan con la legislación vigente. En dichos correos electrónicos se han adjuntado las formaciones en bienestar animal que han realizado sus empleados desde 2022 hasta 2025. Además, han facilitado la documentación que muestra que la empresa inició en mayo de este año el proceso de certificación del sello Welfair de bienestar animal, que otorga AENOR. “Creemos que las evidencias anteriores muestran claramente el empeño de la administración de Marinhave en asegurar el bienestar animal de sus animales”, han afirmado.

Asimismo, añaden que esta documentación evidencia que las malas prácticas/infracciones que este diario destapa “no resultan de una política deliberada de Marinhave, sino de desvíos puntuales de comportamiento de algunos individuos, siendo estos fuertemente repudiados”. En cuanto al resto de preguntas enviadas, han indicado que las naves se inspeccionan al menos dos veces al día pero que dado que las instalaciones de la explotación son muy grandes, la empresa ha admitido “que algo pueda escapar a la supervisión de las jefaturas”, por lo que se “estudiará la mejor forma de reforzar la fiscalización de los comportamientos de sus empleados, reduciendo o imposibilitando comportamientos errantes”. “La videovigilancia interna será posiblemente una solución a adoptar”, han asegurado.

Finalmente, en su comunicado, han respondido que implementarán medidas “con el fin de elevar los estándares de bienestar animal en su explotación, en particular la administración de nuevas formaciones y la implementación de la Certificación Welfair”. “Esta última obligará a incrementar procedimientos de control de procesos, realizando su evaluación rutinaria y bajo normas internacionales”, han defendido. En cuanto a la situación actual, han informado de que, de forma inmediata, “se llevará a cabo un proceso para intentar encontrar a los responsables de algunas de las malas prácticas” y que “se pondrán en marcha procedimientos de control de las operaciones sin previo aviso”.

En cuanto a la BRCGS, la empresa que gestiona el sello de calidad, ha enviado un comunicado a este diario en el que defiende su labor. “Los estándares globales de BRCGS son utilizados por más de 35.000 proveedores certificados en más de 130 países y han sido fundamentales para ayudar a los fabricantes de alimentos a producir alimentos seguros y de alta calidad”, han afirmado. Asimismo, han asegurado que las auditorías de seguridad alimentaria son realizadas “por una red de organismos de certificación acreditados” y que BRCGS proporciona un marco “para ayudar a los fabricantes a cumplir con los requisitos legales y de seguridad alimentaria de los clientes” pero que el cumplimiento legal “sigue siendo responsabilidad del operador de la empresa alimentaria”. Finalmente, han resaltado que “se tomarán las medidas apropiadas y se revisará en consecuencia el estado de su certificación” si una empresa incumple con los requisitos.

Los animalistas solicitan iniciar una investigación penal

La entidad de protección medioambiental y animal, ARDE, ha presentado una denuncia por presuntos delitos de maltrato animal e infracciones administrativas de la normativa europea en materia de sanidad animal ante el Ministerio Público de Portugal (equivale a la Fiscalía en España), el Servicio de Protección de la Naturaleza y del Medio Ambiente de la Guardia Nacional Republicana (equivale al Seprona de la Guardia Civil) y a la Policía de Seguridad Pública (equivale a la Policía Nacional). Así, la organización animalista recoge en su denuncia que se incumplen los artículos 387 y 388 del Código Penal portugués, por prácticas sistemáticas de maltrato animal, y que se infringe la normativa europea de salud animal.

“Hemos documentado cómo trabajadores golpean a los patos contra la pared hasta causarles la muerte, cómo los lanzan por los aires y los patean. Estos actos no son casos aislados, sino una muestra de cómo la industria ganadera es responsable de someter a millones de animales al hacinamiento, el dolor y la explotación”, afirma Julia Elizalde, portavoz de ARDE, a elDiario.es, y añade que es necesario “un cambio urgente de sistema alimentario”, así como “el fin de las granjas de los horrores”. La portavoz lamenta que “la impunidad” con la que ocurren estas prácticas es “alarmante”. “En Portugal el Código Penal solo reconoce el maltrato y abandono hacia animales de compañía, dejando desprotegidos a los animales explotados en granjas y a la fauna silvestre”. Igualmente, Elizalde recuerda que la jurisprudencia portuguesa “ha reconocido la protección penal siempre que exista sufrimiento intencionado e injustificado de animales vertebrados, aplicable al caso presente”.

Por estos motivos, ARDE solicita a las autoridades competentes iniciar “una investigación criminal y administrativa, respectivamente, de manera inmediata contra los responsables de la empresa Marinhave Sociedade Agro-Avícola S.A. y sus trabajadores”; identificar y responsabilizar criminalmente “a los empleados involucrados directamente en las prácticas de maltrato y a los administradores de la empresa por negligencia grave y sistemática”; suspender cautelarmente “las actividades de la explotación y del matadero hasta la conclusión de la investigación”; revocar o reevaluar “las certificaciones de calidad alimentaria y bienestar animal de la empresa”, ya que no reflejan la realidad de las prácticas observadas y, finalmente, reforzar “las inspecciones regulares a explotaciones de gran tamaño en Portugal”, con el objetivo de prevenir la repetición de situaciones similares.