Las actas internas de ETA, a las que ha tenido acceso The Objective , revelan que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero asumió varios compromisos con la banda terrorista como condición para la tregua anunciada en marzo de 2006. Según esos documentos, el Ejecutivo socialista, a través de su interlocutor Jesús Eguiguren , transmitió a Josu Ternera que habría una reducción visible de la presión policial en el País Vasco , la aceptación de facto de Batasuna y del entorno abertzale en la vida política y la paralización de detenciones de comandos, salvo en casos graves como robos o asesinatos.

Los etarras recogieron estas promesas bajo el epígrafe «Garantías de Gorburu», el alias con el que se referían al entonces presidente del Gobierno. Incluso establecieron un plazo de entre siete y diez días tras el anuncio de la tregua para que el Ejecutivo implementara las medidas. ETA dejó por escrito un principio de reciprocidad: «Dado que la Declaración de Gorburu está aceptada, nos atenemos a las garantías de Gorburu».

El objetivo de la organización era impulsar un «proceso democrático en Euskal Herria» que culminara en la decisión del País Vasco y Navarra sobre su futuro político . ETA exigía a los gobiernos de España y Francia reconocer ese camino «sin topes ni interferencias».

Sin embargo, las conversaciones reflejan tensiones. Eguiguren lamentaba que el comunicado de alto el fuego no usara el término «indefinido» y temía que se interpretara como un tutelaje de ETA sobre el proceso. Por su parte, Ternera rechazaba hablar de «paz definitiva» y aclaraba que la suspensión armada dependería de la actitud de Madrid y París.

El propio Gobierno presentó a la banda una lista de 14 exigencias : no atentados, no extorsión, no compra de armas, no kale borroka, no reclutamientos, entre otras. Pero ETA quiso introducir una fórmula ambigua que le permitiera mantener «actividades necesarias para el funcionamiento de la organización», lo que el Ejecutivo rechazó de plano.

Finalmente, ambas partes consensuaron el texto del “alto el fuego permanente” con mediación del Centro Henri Dunant. ETA aceptó que el futuro debía resolverse en el ámbito político vasco, mientras Zapatero se comprometió a abrir negociaciones en un plazo máximo de seis meses. El 29 de junio de 2006, apenas tres meses después del anuncio de tregua, el presidente confirmó públicamente el inicio del diálogo.

No obstante, ETA incumplió pronto sus compromisos: en octubre de 2006 perpetró el robo de 350 pistolas en Francia, anticipando la ruptura de un proceso que nunca logró consolidarse.