Bill Murray lo tenía todo para ganar el Oscar en 2004 por su papel en Lost in Translation , la película de Sofía Coppola que lo redescubrió como actor dramático y lo convirtió en icono del cine independiente. Había ganado el Globo de Oro, acumulaba elogios de la crítica y lideraba todas las quinielas. Pero la noche de los Oscar dio un giro inesperado: la estatuilla fue para Sean Penn por Mystic River , dejando a Murray "con un palmo de narices".

El propio actor lo reconoció años después con su característico tono irónico: "Realmente creía que tenía muchas posibilidades de ganarlo y me quedé sorprendido. No me enfadé ni nada de eso, solo fue como… ¿qué ha pasado? Pero bueno, la Academia hace estas cosas divertidas a veces".

La decepción no frenó su carrera. Poco después protagonizó F

See Full Page