Primero fue la aparición de drones de supuesto origen ruso sobrevolando el territorio de Polonia en la noche del 9 al 10 de septiembre. Luego, aviones de guerra rusos que el 19 de septiembre violaban el espacio aéreo de Estonia. Por último, el 25 de septiembre, jets presuntamente rusos en una incursión cerca de Dinamarca. La acusación contra Moscú se convirtió en la excusa perfecta para que el gigante armamentista alemán Rheinmetall procurara reforzar su presencia en la frontera oriental de la OTAN.

Más allá de lo que ocurra próximamente en el frente ucraniano, resulta evidente que el principal interés europeo no se centra en refrenar su impulso bélico por medio de una política de disuasión sino, en todo caso, reforzar las posibilidades de una guerra directa contra Rusia. La industria de

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