Año 1988, jueves 9 de junio. Un grupo de activistas de Greenpeace esperan en Sant Elm en uno de los barcos de la organización, el Sirius, la llegada del portaaviones Eisenhower . El mallorquín Xavier Pastor, director entonces de Greenpeace-España había reunido a un grupo de periodistas para que acompañaran en directo una de sus acciones: impedir que ese buque de los Estados Unidos, propulsado con carga nuclear y con aviones y helicópteros equipados con esta, fondeara en la bahía de Palma. Y, a bordo del Sirius, le escoltaron hasta el momento del fondeo.

«Incluso el Tratado con los Estados Unidos contemplaba que los barcos no podían introducir armas nucleares en España pero no existía ninguna fórmula de comprobación y su estrategia era siempre la misma, ni confirmar ni desmenti

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