
Dambéle, Alfa, Jorge y Laura. Son los nombres de los cuatro fallecidos en el derrumbe de un edificio en pleno centro de Madrid. Pero si en vez de desplomarse solo cuarta parte del suelo lo hubiera hecho toda la superficie del último piso, nadie garantiza que se hallaran supervivientes. “Podría haber sido una tragedia mucho mayor”, confiesa esta mañana el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, desvelando la caída de unos 50 metros de los 200 que componen la planta. En el momento del siniestro, el martes pasadas las 13.00 horas, había 40 personas dentro.
Almeida se encontraba en Londres (Reino Unido) y suspendió la visita para volver a la capital. Tanto su agenda institucional como la del resto de concejales han quedado en suspenso: de momento, los esfuerzos se concentran en resolver qué pasó en el número 4 de la calle Hileras y, sobre todo, si la catástrofe pudo haberse evitado. Esta mañana (casi 24 horas después del accidente) el alcalde confirmó que el material de obra acumulado en la sexta planta es una de las principales hipótesis que se manejan, pero no la única: “Ahora la investigación le corresponde al juez”.
El regidor ha querido mostrarse prudente y pide esperar a que concluyan las pesquisas, a cargo de la Policía Municipal ya que se trata de un accidente laboral. El Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid ya ha abierto diligencias. “Es obvio que había material de obra y eso pudo influir, pero yo no estoy en condiciones de afirmarlo”, determinó el alcalde. Desde la Comunidad de Madrid mantienen la misma línea.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno el consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local, Miguel Ángel García, se ha referido nuevamente a la hipótesis de la acumulación de elementos en la zona superior aunque ha aclarado que “no es la única” opción que se baraja. “Hay que esperar para saberlo con exactitud”, declaró ante los medios. Sin embargo, existen paralelismos evidentes que lo asemejan con otro derrumbe hace siete años y en el que la capital también contuvo la respiración.
Similitudes con el colapso de otro edificio en obras
El colapso en mayo de 2018 de un edificio en obras en el número 19 de la calle General Martínez Campos (Chamberí) guarda importantes similitudes con este último siniestro. El inmueble era propiedad de la familia Rockefeller e iba a convertirse en un hotel, pero las ruinas sepultaron a dos operarios: Agustín Bello, de 42 años, y José María Sánchez, de 56. Trece obreros que trabajaban desde hace un mes y medio en el desescombro lograron salir a tiempo cuando sus siete plantas se desplomaron.
Desde el primer momento, como ha ocurrido con Hileras 4, las hipótesis entre los rescatistas apuntaron a un exceso de material acumulado en la última planta. Es más, el edificio de Ópera tenía una inspección técnica “desfavorable” fechada el 8 de marzo de 2022 por el “estado general” de “fachadas, exteriores y medianeras”, además de la “conservación de cubiertas y azoteas”. No obstante, todas las licencias para la remodelación iniciada este febrero sí estaban en orden, tal y como han sostenido tanto el alcalde de Madrid como el responsable de la empresa Anka Demoliciones , a cargo de los trabajos.
El jefe de Guardia de los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid también ha dado algunas pinceladas sobre lo ocurrido a la mañana siguiente de los hechos. Miguel Seguí ha explicado que el colapso del forjado en la terraza fue clave en el derrumbe de Ópera, arrasando con el resto de la estructura hasta el sótano. Es decir, fue de arriba a abajo. Poco después del siniestro tuvieron que asegurar la zona de intervención, ante la expectativa de que hubiera nuevos desprendimientos.
Instantes después del colapso pudo verse a algunos efectivos del dispositivo de emergencia sacando varios palés de obra del interior del edificio. Sin embargo, tampoco desde el Cuerpo de Bomberos se atreven a aventurar una causa clara que explique lo ocurrido. “Es una suma de factores. Estaban trabajando sobre una estructura antigua, retirando tabiques y modificando cargas”, ha relatado Seguí. Los edificios colindantes parecen haber quedado fuera de peligro e incluso esta noche ya durmieron en sus casas los habitantes de la calle Hileras.