Hay lugares que no aparecen en los mapas, pero que sostienen el tránsito de un pueblo entero. Tienda Nueva es uno de ellos. No es tienda ni es nueva, pero ha sido durante décadas el umbral entre Rovira, Tolima, y el resto del mundo. Un paso obligado, una curva que se repite en la memoria de quienes han cruzado con esperanza, con mercado, con miedo.
Tienda Nueva es más que un punto geográfico: es símbolo de abandono. Por allí han pasado generaciones de campesinos, estudiantes, enfermos, comerciantes, poetas. Y todos han sentido lo mismo: que el Estado se detiene antes de llegar, que la inversión se diluye en informes, que la promesa de las obras se detiene, se quiebran como el terreno. Los inviernos la desfiguran. Las lluvias la convierten en trampa. Las ambulancias dudan, los buses se