La mina de oro a cielo abierto más infame de Brasil, Serra Pelada, vuelve a despertar entre sueños de fortuna y advertencias de ruina. Garimpeiros envejecidos, cooperativas enfrentadas y especuladores inquietos están poniendo a prueba los límites de Pará, justo a pocos meses de que la COP30 ponga bajo los reflectores globales la gestión ambiental de Brasil en la Amazonía.
El Cráter que se Niega a Dormir
Desde el aire, Serra Pelada parece una herida mal cicatrizada: un enorme cráter, ahora lleno de un agua verde y opaca que brilla bajo el sol de Pará. La superficie parece tranquila. No lo está. Bajo esa calma, la obsesión sigue latiendo.
“Estamos a tres metros del oro”, insiste Chico Osório, con la mirada fija en la boca de un pozo clandestino que él y un puñado de hombres han cavado cer