Pasan los años y siguen comportándose de la misma manera.

Años atrás, el entonces presidente López Obrador propuso una reforma para que se disminuyera drásticamente el número de diputados, diputados locales y regidores.

En esa propuesta, como muchas otras, tenía como argumento central el de los cuantiosos salarios que se les pagan y la ‘enorme’ carga para las finanzas públicas.

Lanzada ese ese modo, prácticamente no hay ciudadano que se oponga.

¿Por qué debemos soportar que esos funcionarios públicos devenguen salarios tan desproporcionados a sus funciones y labores?

Por otro lado ¿Acaso no debiera ser una aspiración ciudadana, legítima, tener representantes más cercanos, acaso hasta residentes de la misma zona-distrito en la que resultaron elegidos? ¿Con el impedimento legal para mud

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