Este jueves, el senador Juan Carlos Loera decidió darse una vuelta por el centro de la capital, muy en plan turista, quizá para recordar viejos tiempos de campaña… o de derrotas. El “candidato eterno” a gobernador, que no logra superar su papel de perdedor crónico, llegó con esa confianza que solo da el autoengaño político. Los reporteros lo abordaron, y fiel a su estilo, evadió los temas incómodos , esos que cree que puede volver a manipular como si el electorado siguiera dormido. Lo cierto es que el paseo le sirvió más para confirmar que no es precisamente bienvenido en Chihuahua, donde ya pocos le creen sus discursos reciclados.

Pero la escena más sabrosa del día se dio cuando el morenista intentó ganarse el cariño de unas señoras de la tercera edad en una fondita. Entró sin av

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