
La próxima actuación del artista puertorriqueño Bad Bunny en el medio tiempo de Super Bowl —la final del campeonato de la Liga Nacional de Fútbol Americano en EE.UU., que se celebrará el próximo 8 de febrero— ha desatado un acalorado debate en el país norteamericano.
Mientras las cifras de popularidad del artista hablan por sí solas, para Washington se trata de una ridiculez. Es más, incluso el presidente Donald Trump ha dicho que ni lo conoce . No obstante, en la Casa Blanca sí parecen saber cómo usar la tierra natal del artista como les convenga. La periodista internacional Helena Villar nos lo cuenta desde el terreno.
Se trata de una elección celebrada por millones de personas que también está levantando ampollas entre algunos sectores. Por ejemplo, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem , ha advertido de que agentes de migración estarán presentes en el evento.
"Va más allá de que hable en español. Primero, de por sí, la crítica a cualquier latino por parte de este segmento de la sociedad estadounidense es bastante frecuente, pero Bad Bunny ha sido una persona que se ha posicionado en contra del Gobierno de Donald Trump, ha defendido a los latinos, decidió que su gira de conciertos este año no la iba a llevar a EE.UU. para evitar que los latinos se hubieran expuesto a los arrestos del ICE [siglas en inglés de Servicio de Control de Inmigración y Aduanas] y en protesta por esos arrestos y por la discriminación contra los latinos en EE.UU. Todo esto es lo que mueve a esa crítica principalmente, no solamente que sea un artista que cante en español, sino que se ha posicionado a favor de su nacionalidad", declaró Aurora Muriente, profesora de humanidades en la Universidad de Puerto Rico.
Bad Bunny ha sido el artista más reproducido en la plataforma de 'streaming' más importante durante tres años consecutivos. También protagonizó la segunda gira con mayor recaudación en la historia de EE.UU. Un poderío global latino que, sin embargo, supone reactivar acalorados debates sobre identidad, representación y la forma en que este país mira y trata a Puerto Rico.
El territorio , perteneciente a Estados Unidos desde 1898, reconoce la ciudadanía de sus habitantes, pero no cuentan con los mismos derechos que el resto de residentes en otros estados. Una anomalía colonial para muchos, que ven en la polémica relativa a Bad Bunny un síntoma más de una relación desigual y paradójica. Mientras Washington utiliza Puerto Rico como punta de lanza de su nueva estrategia militar en el Caribe , los sectores detrás de la misma son quienes reniegan de su artista vivo más universal.
"La importancia […] de Puerto Rico para los EE.UU. es estrictamente desde el ámbito neocolonial, desde el ámbito territorial, y lo estamos viendo quizás mucho más fuerte en estos días con toda esta militarización nuevamente del territorio puertorriqueño, de cómo se vuelve a utilizar Puerto Rico para atacar a otros países, para construir allí movimientos armamentistas, movimientos militares", aseguró por su parte Luis de Jesús, periodista puertorriqueño.