—Su filosofía parte de una premisa radical: la ética no es un discurso especulativo, sino una práctica racional que debe orientar nuestras acciones. ¿Cómo evalúa hoy la capacidad de la filosofía moral para intervenir en un mundo atravesado por la polarización, la desinformación y la indiferencia moral?
—Desde luego es muy difícil que la filosofía moral tenga un impacto, dado el nivel de polarización política que vemos hoy en el mundo. La filosofía moral debe influir más en los individuos que en los políticos, y con suerte los individuos pueden actuar independientemente de la situación política en la que nos encontremos. Por ejemplo, en Estados Unidos, la administración Trump recortó considerablemente la ayuda de Usaid. Aunque Usaid destinaba una proporción muy baja de su ingreso nacional