El miedo se nota a los pocos minutos de poner un pie en Paiporta . Basta con ver las caras de dos o tres personas para darse cuenta de que algo va mal en la ciudad. La dana Alice ha sido un cruel recordatorio de lo que sucedía en esas calles hace ya casi un año, y ha tenido varias noches en vela a una población atemorizada por el barranco del Poyo.
"A mi hija le da taquicardia cuando llueve mucho", explica Bárbara. Esta mujer y su familia llevan dos semanas mirando al cielo con miedo, desde que volvió a sonar la alarma en los teléfonos cuando, hace 10 días, volvió la alerta roja: "pasamos auténtico pánico", recuerda.
Hace un año esta mujer regentaba una cafetería, pero el agua reventó su negocio y ahora encadena contratos temporales como camarera o cajera, sin que ninguno dure demasia