l Perú volvió a romper su propio récord de inestabilidad. Con la vacancia de Dina Boluarte, ya son dos presidentes vacados en cinco años. Hasta el jueves 9 de octubre, la mandataria aún confiaba en gobernar en equipo con el Congreso. Pero en los primeros minutos del viernes, el Pleno la destituyó con 122 votos a favor y ninguno en contra. En cuestión de horas, el poder que la sostuvo se desvaneció. Su caída no fue una sorpresa política, sino una consecuencia moral.

Boluarte cayó no por un golpe, sino por su silencio, por su falta de rumbo para gobernar a los que algunas vez consideró “sus hijos”, es decir a todos los peruanos. Pues se decía que es la “mamá del Perú“

El país ardía bajo el fuego del crimen organizado, mientras ella respondía con discursos vacíos, incluso fríos e indiferent

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