“Anoche un hombre entró a la casa”. Esa inquietante noticia le dio la esposa a su marido cuando el señor volvió de un viaje. “¡Qué barbaridad! —exclamó él—. ¿Y qué se llevó?”. Respondió la señora: “Tanto como llevarse no se llevó nada. Pero en la oscuridad de la recámara yo creí que eras tú”.

El encargado del departamento de carnes del supermercado fue despedido de su empleo. Un compañero le preguntó: “¿Por qué te despidieron?”. Explicó el sujeto: “Le metí la mano a la cortadora de jamón”. “¡Cómo es posible!” —se espantó el que había preguntado. Completó el otro: “Y a la cortadora de jamón también la despidieron”.

“¡Qué humillación! —le reprocharon a Servilio sus amigos—. Supimos que le besaste la mano al gerente del banco para que te concediera un crédito”. “Es cierto —reconoció, impert

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