La esponja de baño, ese objeto omnipresente en de todo el país, puede ser el enemigo silencioso de una piel sana. Su textura porosa y el ambiente húmedo del cuarto de baño la convierten en un caldo de cultivo ideal para las bacterias, pero el principal problema reside en su uso. Frotar la piel de manera enérgica con estos utensilios, ya sean de malla o las llamadas redes africanas, supone un riesgo de irritación cutánea que puede derivar en una afección conocida como "acné mecánico", especialmente en las pieles más .

Frente a esta realidad, la respuesta de los dermatólogos es sorprendentemente sencilla: usar las manos. Esta técnica, aunque pueda parecer menos efectiva, es la forma más segura de aplicar el limpiador corporal sin dañar el delicado equilibrio del microbioma de la piel. Se

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