Morelos vive un momento crítico para su movilidad. Usuarios cansados, unidades saturadas y un entramado de intereses que frenan la modernización conviven con propuestas ambiciosas —como el cablebús— y con la amenaza permanente de paros y bloqueos por parte de los transportistas. Si no se actúa con rapidez y transparencia, la crisis económica reciente —incluido el cierre de plantas industriales— podría agravar la situación social y el acceso al empleo.
La radiografía es clara, muestra rutas saturadas, unidades en mal estado, choferes sobrecargados y un servicio que no garantiza seguridad ni puntualidad para miles de personas que se mueven a diario entre municipios y la zona metropolitana de Cuernavaca. Esa percepción no es sólo anécdota, reportajes locales resaltan las quejas recurrentes s