CDMX.- Según la doctora Ana María Balboa Verduzco , investigadora del IPN , las redes sociales funcionan como escaparate de vidas “perfectas” y cuerpos “ideales”, frecuentemente mediados por filtros o estándares irreales que afectan negativamente la imagen corporal de los jóvenes.

Balboa explica que los adolescentes, por falta de madurez emocional, pueden no distinguir entre realidad y ficción digital. Esa confusión favorece conductas nocivas: dietas extremas, obsesión con el peso o la figura, y una relación dañina con la alimentación.

El IPN aduce que estos trastornos alimentarios (TA) implican alteraciones graves en los hábitos de comida, acompañadas de pensamientos y emociones angustiantes. Su diagnóstico, en muchos casos, se asocia con presión constante por cumplir cánones es

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