La preocupación crece entre los productores estadounidenses de soja, en plena temporada de cosecha, a medida que las tensiones comerciales entre Washington y Pekín les cierran gradualmente el acceso al mayor mercado mundial de la oleaginosa.

Esos productores se encuentran entre las primeras víctimas de la guerra comercial iniciada por el presidente Donald Trump, y enfrentan la caída de las compras chinas.

En respuesta a los aranceles estadounidenses, Pekín impuso a una serie de productos, entre ellos la soja, un recargo impositivo del 20% que la encarece considerablemente en comparación con la producida en América Latina, según la Asociación de la Soja de Estados Unidos (ASA, por su sigla en inglés).

Como resultado, los precios de la oleaginosa «han caído considerablemente debido a la

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