En las sombras de los imponentes rascacielos de Moscú, Bashar Al Assad , el derrocado presidente sirio, encontró un refugio inesperado bajo la protección de Vladimir Putin . Tras una ofensiva relámpago de rebeldes que puso fin a más de medio siglo de dominio familiar en Siria, Assad y su familia aterrizaron en Rusia el 8 de diciembre de 2024, marcando el inicio de una vida en el exilio que combina lujo discreto con rumores de intrigas .
Este asilo, concedido por razones humanitarias según el Kremlin, representa un giro irónico para un hombre acusado de atrocidades masivas durante su reinado de 24 años, que terminó en un colapso que sorprendió al mundo y debilitó la influencia rusa en Oriente Medio.
El exilio dorado de Bashar y Asma Al Assad en Rusia, protegidos por Putin
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