En medio del crecimiento urbano y los retos sociales del distrito de Salas Guadalupe, emerge una historia que toca corazones y moviliza voluntades: la de Antonio Ramos, un ciudadano cuya vida cambió radicalmente hace 18 años tras un trágico accidente de tránsito que marcó para siempre su destino.
En aquel fatídico día, Antonio perdió a su padre y a su hermano. Él sobrevivió, pero la vida le cobró un precio muy alto: la amputación de su pierna derecha. A pesar de que el accidente fue ocasionado por una empresa de transporte, hasta hoy no ha encontrado justicia ni reparación alguna.
Pero si algo define a Antonio es su espíritu inquebrantable. A diario, se desplaza con esfuerzo y dignidad por el primer semáforo de la zona de Expansión Urbana, vendiendo dulces, maní y habas en pequeños