El otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado alcanza, desde ya, una importante trascendencia. Habrá de fluir hacia distintas vertientes culturales de Occidente, más allá de lo personal y del merito que le acredita el Instituto Nobel.
Hacer este escrutinio viene de esencial, sobre todo para que el galardón y reconocimiento universales que recibirá esta mujer que encarna el corazón de los venezolanos, abone en favor del cometido agonal justificado desde Oslo: ¡Sólo la democracia garantiza la paz!
La satrapía de Nicolás Maduro imperante en Venezuela y su comandita del Cartel de los Soles, una asociación estructurada entre los crímenes de terrorismo y narcotráfico y la institucionalidad de un Estado a su servicio, es la fuente de la violencia estructural que hoy sufren l