Como expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy ha estado tras muchas puertas cerradas para el ciudadano francés medio.
El 21 de octubre, cuando el frío acero de la puerta de su celda resuene tras él, estará en una habitación a la que pocos desearían entrar.
El exlíder francés fue condenado en septiembre por conspiración criminal en lo que, según el tribunal, fue un plan para financiar su campaña presidencial de 2007 con fondos libios a cambio de favores diplomáticos. Fue condenado a cinco años de prisión, pero es probable que sea puesto en libertad condicional a mitad de su cumplimiento.
El expresidente tiene intención de apelar, pero mientras tanto se espera que ocupe una celda en régimen de aislamiento o en el llamado “ala VIP” del complejo penitenciario de La Santé en París, la únic