Era el momento más esperado en semanas. Con semblante serio y paso decidido, Sébastien Lecornu se acercó a la tribuna para pronunciar el tradicional discurso de política general ante la Asamblea Nacional.

“He aceptado la misión que me ha encomendado el presidente, porque Francia necesita tener unos presupuestos”, empezó diciendo ante los ojos de los diputados. "Algunos quieren que la situación se convierta en una crisis de régimen, pero eso no sucederá", continuó Lecornu, insistiendo en la necesidad de tomar "medidas urgentes" con unos presupuestos “serios y fiables” que serán presentados y votados antes del 31 de diciembre.

El jefe de Gobierno se niega a ser conocido como el “Primer Ministro del desvió de las finanzas públicas”, sino más bien como un Ejecutivo que está al “lado de

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