Por: David Salcedo Castillo

Hace un par de semanas decidí aceptar una amable invitación realizada por parte de mis amigos, compañeros de colegio y varios vecinos de los barrios Totoral, San Vicente, José Antonio Galán y Camilo Torres, entre otros sectores populares de Ipiales, donde viví mi infancia y adolescencia. Mi motivación principal al aceptar fue el hecho de no perder una única e irrepetible oportunidad para representar a quienes, con tanto cariño, me habían invitado, manifestando libremente lo que un ciudadano del común puede estar sintiendo por estos días.

Ya en el lugar acordado, y un poco tarde con respecto a la hora prevista, consciente de que estaba incursionando como expositor en espacios políticos de esta índole y de tan vasta amplitud —arquitectura tipo hangar, atiborrado

See Full Page