

QUITO (AP) — La ciudad de Otavalo, en el norte de Ecuador, se convirtió el martes en escenario de violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden que dejaron decenas de heridos, según una organización indígena, en medio de las prolongadas protestas contra la suba de combustible.
Los protestantes, en su mayoría indígenas que realizan un paro desde hace varias semanas, se concentraron en un acceso al sur de la ciudad, pero fueron dispersados por policías y militares que les lanzaron gases lacrimógenos.
A Otavalo, ubicada a unos 60 kilómetros de la capital del país, llegó en las últimas horas un convoy estatal con 40 vehículos y camiones que, según el gobierno, llevaban combustible, alimentos y medicinas para los pobladores en una zona que ha quedado casi aislada debido a los bloqueos.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas, la mayor de su tipo en el país y que impulsa el paro, denunció en un comunicado lo que llamó “brutal represión” y señaló que los enfrentamientos dejaron un saldo de medio centenar de heridos, algunos de gravedad, y 31 detenidos, pero sin ofrecer detalles.
De su lado, el ministro del Interior, John Reimberg, afirmó a periodisas que “han atacado a la fuerza pública, de una forma muy violenta”, y aseguró que hay un militar y varios policías heridos, aunque no precisó la cifra ni el estado de los agentes.
La dirigencia indígena ha señalado que los brotes de violencia y ataques de los que les acusa las autoridades son causados por infiltrados que buscan deslegitimar la protesta.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos instó en un comunicado a las autoridades a “establecer un diálogo inclusivo, intercultural y genuino con las personas manifestantes”, y que tomó nota de reportes sobre presuntos casos de uso excesivo de la fuerza por parte de cuerpos de seguridad.
La Confederación indígena convocó al paro nacional desde el 18 de septiembre y que se mantiene en una sola provincia —Imbabura— en rechazo a la eliminación del subsidio estatal al diésel, cuyo precio pasó de 1,80 dólares el galón a 2,80. Los manifestantes han mantenido bloqueos de importantes vías, incluida la Panamericana, con lo cual esa zona ha quedado virtualmente aislada.
El paro ha afectado la actividad en Otavalo, principalmente la comercial y turística.
Anabel Godoy, propietaria de una hostería al frente del Lago San Pablo de esa zona, señaló por teléfono a The Associated Press que los clientes no pueden llegar desde mediados de septiembre debido al paro y que, además, "es muy difícil conseguir comida, ni aún teniendo dinero".
“Es una situación desesperante porque se está acabando casi todos los alimentos y lo peor es que no hay quien venda”, coincidió telefónicamente a la AP Jéssica Garcés, quien dijo que trabaja en un restaurante en el centro de Otavalo. “Los pocos que abren las puertas tienen miedo de los grupos que suelen recorrer armados con palos y lanzas para que nadie trabaje”, agregó.
La Cámara de Turismo de Imbabura estima pérdidas diarias de dos millones de dólares debido a la virtual paralización de esa provincia, que no pudo aprovechar un largo feriado de cuatro días el pasado fin de semana.
Tanto el gobierno como los indígenas no declinan posiciones y se mantienen sin abrir espacios de diálogo.
El indígena otavaleño Christofer Torres, de 22 años, señaló a la AP que “nosotros podemos resistir largo porque tenemos nuestros terrenos con verduras, hortalizas, tenemos nuestros animalitos”. Consideró que los reclamos de los indígenas “son justos, nosotros luchamos por todos los ecuatorianos”.
Las protestas en el marco del paro indígena han dejado hasta el momento un muerto, decenas de heridos, entre manifestantes y unidades de las fuerzas de seguridad, y cerca de 140 detenidos.
El paro convocado por los indígenas casi no han causado estragos en las principales ciudades del país, aunque el fin de semana las fuerzas de seguridad dispersaron con gases lacrimógenos a cientos de personas que marcharon en Quito.
El gobierno defiende la eliminación del subsidio con el argumento que es necesaria para contrarrestar el contrabando del combustible, el cual permeaba por las fronteras con Colombia y Perú, y asegura que ahora los recursos se destinarán directamente a zonas necesitadas.