América Latina vuelve a ser terreno de disputa entre las grandes potencias. Durante décadas, Washington consideró a la región su zona de influencia natural. Hoy, ese mapa cambió. China no solo invierte: compite abiertamente por influencia política, tecnológica y estratégica.

La escena se repite en todo el continente. Donde antes había asistencia del FMI o programas del BID, hoy aparecen créditos chinos, obras de infraestructura y swap de monedas. Y cada nuevo acuerdo despierta una misma reacción: Estados Unidos observa, mide y, cuando lo considera necesario, presiona.

Nuestro país no es ajeno a esa tensión. La renovación del swap de divisas con China fue leída en Washington como una señal de acercamiento que incomoda. La respuesta no tardó. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott

See Full Page